miércoles, 28 de noviembre de 2012

Vídeo Y Letra; Antonio Carmona - Y Sin Embargo




De sobras sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría
por ti la vida entera, por ti la vida entera.

Y, sin embargo, un rato, cada día,
ya ves, te engañaría
con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.

Ni tan arrepentido ni encantado
de haberme conocido, lo confieso,
tú que tanto has besado,
tú que me has enseñado.

Sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado,
los labios del pecado.

Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.
Y me envenenan los besos que voy dando
y, sin embargo, cuando
duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.

No debería contarlo y, sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champán francés,
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor,
nunca contigo,
bien sufres lo que digo.

Porque una casa sin ti es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.

Y me envenenan los besos que voy dando
y, sin embargo, cuando
duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.

Y cuando vuelves
hay fiesta en la cocina
y bailes sin orquesta
y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría,
y al cielo de tu boca el purgatorio,
y al dormitorio el pan de cada día.

Y me envenenan los besos que voy dando…
perdido en el pañuelo de amargura.
hay fiesta en la cocina,
y bailes sin orquesta
y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría,
y al cielo de tu boca el purgatorio,
y al dormitorio el pan de cada día.

Y me envenenan los besos que voy dando...

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