Hacia diez minutos que Sara esperaba en la parada del autobús.
De nuevo llegaría tarde a la cita que tenía con unas amigas para comer en un restaurante de la ciudad. Por fin llegó el dichoso autobús, Sara había estado toda la mañana intentando dejar en orden la casa, comida y compra, cuando subió al autobús estaba cansada, busco con la mirada un sitio donde sentarse y luego se dirigió a pagar su billete.
Al revés de lo que solía hacer, volvió a su asiento y miro distraídamente al contertulio que conversaba con el conductor, de repente creyó estar viendo visiones, le pareció ver en aquel hombre de mediana edad, al amor de su adolescencia , allí ante ella, charlando con el conductor, estaba su amor de hacia treinta años , no lo veía de frente así que se llevó todo el trayecto mirándolo y preguntándose si era él o no, habían pasado muchos años,
Sara pensó en levantarse y preguntarle directamente si era él, pero decidió que dejaría al destino decidir por ella, si bajaban en la misma parada le preguntaría, si no, se quedaría con sus dudas,(aunque estaba casi segura de que era él).
Cuando el autobús se detuvo en la penúltima parada de su trayecto, vio que el bajaba en su misma parada , Sara se apresuro a alcanzarlo, casi cuando estaba apunto de cruzar una calle.
Sara le pregunto...
Perdona, te llamas? Javier, él se volvió y miró a Sara de arriba a bajo, contestando con un tímido, sí... a continuación de un... y ¿tú eres?...
-Soy, Sara, ¿me recuerdas?
Sara le dio algunas explicaciones , lo que pareció abrirle a Javier una pequeña puerta en su memoria, y recordarla vagamente, (Sara se sintió un poco decepcionada al comprobar que no la recordaba como ella quizás esperaba).
Javier, sólo acertó a decir, pero ¿tú no eras morena?, recuerdo a una jovencita morena de pelo largo...
Sara - sonrió, contestándole con un... sí, pero existen los tintes, ¿no lo sabias?,
Javier - también sonrió, preguntándole dónde se dirigía.
Sara - tengo que coger el metro cuatro paradas mas allá,
Javier - te acompaño, no me va mal ese rrecorrido,
Sara - ¿estás seguro?
Javier - aunque no fuera cierto no te lo confesaría ...(risas de los dos)...
no, en serio, tengo que empezar a trabajar dentro de 20 minutos, pero me va bien coger el metro, así podremos charlar unos minutos.
Bajaron juntos las escaleras del metro entre preguntas explicaciones y risas Sara le miro un par de veces descaradamente, intentaba recordar a aquel joven de hacia treinta años atrás, seguía teniendo una bonita sonrisa, que ella recordaba intacta, aunque en su cara el tiempo había dejado huella, tenia una pequeña cicatriz a la altura de la ceja derecha, que según Javier, había sido producto de un accidente, tenia tambíen algunas lagunas en su mente, de ahí que no recordara a Sara en un primer momento, a pesar de todo seguía siendo muy atractivo, Javier, como si fuera un adolescente travieso se le ponía delante para explicarle en el mas breve tiempo posible sus vivencias, estaba claro que queria aprovechar al máximo el tiempo.
Sara - Y bien Javier, que ha sido de tu vida? treinta años son muchos años.
Javier - Uf calla, calla¿ tantos años hace,?, no me recuerdes lo mayor que soy.
Sara - Los años han pasado para todos, unos lo asumen mejor que otros.
Javier - Entonces yo soy a los que le cuesta asumirlos, supongo que te casarías tendrías hijos y esas cosas... ¿no?
Sara - Pues si, me casé y sigo estándolo, con aquel conocido tuyo del colegio, ¿recuerdas? Ese que no te era muy simpático , tengo una hija y un hijo.
Javier - Ah, te casastes con ese...(niñato...)
Sara percibió cierto resentimiento en las palabras que acababa de pronunciar Javier, aunque no le dio la mas minima importancia, y suelta una carcajada diciendo...
-Sí, ese que te sacaba un palmo en la altura.
Javier, pasando por alto el comentario y riendo siguen con la conversación
-Yo también me casé aunque en la actualidad ya no lo estoy, me separé hace cuatro años, tengo dos hijas, hace un año que he vuelto.
Sara - Vaya, siento lo de tu separación... uf un año en el mismo pueblo y no habíamos coincidido hasta ahora...
Javier- Ya ves, eso que dicen, el mundo es un pañuelo no ha funcionado con nosotros.
Esta llegando la parada donde se bajaran, Javier le confiesa que nunca antes se le ha hecho tan corto ese mismo trayecto, que siente no tener tiempo para un café, pero que se podrían dar los números de móvil y tomar ese café algún otro día, se intercambian los números saliendo del metro, vuelven a bromear y reír con lo de la edad a Javier le cuesta grabar el número en el móvil y Sara le ofrece unas gafas, Javier le vuelve a preguntar, dónde va exactamente. Sara le dice que va a un restaurante, que la esperan unas amigas, Javier le dice que la acompaña hasta la puerta, si no le molesta,.
Sara acepta, total, están ya a pocos pasos del restaurante, desde donde están puede ver a sus amigas que la esperan en la puerta y cuando llegan, Sara hace las oportunas presentaciones, Javier parece que se resiste a irse , es Sara la que le recuerda que tiene que entrar a trabajar y se despiden...
De nuevo llegaría tarde a la cita que tenía con unas amigas para comer en un restaurante de la ciudad. Por fin llegó el dichoso autobús, Sara había estado toda la mañana intentando dejar en orden la casa, comida y compra, cuando subió al autobús estaba cansada, busco con la mirada un sitio donde sentarse y luego se dirigió a pagar su billete.
Al revés de lo que solía hacer, volvió a su asiento y miro distraídamente al contertulio que conversaba con el conductor, de repente creyó estar viendo visiones, le pareció ver en aquel hombre de mediana edad, al amor de su adolescencia , allí ante ella, charlando con el conductor, estaba su amor de hacia treinta años , no lo veía de frente así que se llevó todo el trayecto mirándolo y preguntándose si era él o no, habían pasado muchos años,
Sara pensó en levantarse y preguntarle directamente si era él, pero decidió que dejaría al destino decidir por ella, si bajaban en la misma parada le preguntaría, si no, se quedaría con sus dudas,(aunque estaba casi segura de que era él).
Cuando el autobús se detuvo en la penúltima parada de su trayecto, vio que el bajaba en su misma parada , Sara se apresuro a alcanzarlo, casi cuando estaba apunto de cruzar una calle.
Sara le pregunto...
Perdona, te llamas? Javier, él se volvió y miró a Sara de arriba a bajo, contestando con un tímido, sí... a continuación de un... y ¿tú eres?...
-Soy, Sara, ¿me recuerdas?
Sara le dio algunas explicaciones , lo que pareció abrirle a Javier una pequeña puerta en su memoria, y recordarla vagamente, (Sara se sintió un poco decepcionada al comprobar que no la recordaba como ella quizás esperaba).
Javier, sólo acertó a decir, pero ¿tú no eras morena?, recuerdo a una jovencita morena de pelo largo...
Sara - sonrió, contestándole con un... sí, pero existen los tintes, ¿no lo sabias?,
Javier - también sonrió, preguntándole dónde se dirigía.
Sara - tengo que coger el metro cuatro paradas mas allá,
Javier - te acompaño, no me va mal ese rrecorrido,
Sara - ¿estás seguro?
Javier - aunque no fuera cierto no te lo confesaría ...(risas de los dos)...
no, en serio, tengo que empezar a trabajar dentro de 20 minutos, pero me va bien coger el metro, así podremos charlar unos minutos.
Bajaron juntos las escaleras del metro entre preguntas explicaciones y risas Sara le miro un par de veces descaradamente, intentaba recordar a aquel joven de hacia treinta años atrás, seguía teniendo una bonita sonrisa, que ella recordaba intacta, aunque en su cara el tiempo había dejado huella, tenia una pequeña cicatriz a la altura de la ceja derecha, que según Javier, había sido producto de un accidente, tenia tambíen algunas lagunas en su mente, de ahí que no recordara a Sara en un primer momento, a pesar de todo seguía siendo muy atractivo, Javier, como si fuera un adolescente travieso se le ponía delante para explicarle en el mas breve tiempo posible sus vivencias, estaba claro que queria aprovechar al máximo el tiempo.
Sara - Y bien Javier, que ha sido de tu vida? treinta años son muchos años.
Javier - Uf calla, calla¿ tantos años hace,?, no me recuerdes lo mayor que soy.
Sara - Los años han pasado para todos, unos lo asumen mejor que otros.
Javier - Entonces yo soy a los que le cuesta asumirlos, supongo que te casarías tendrías hijos y esas cosas... ¿no?
Sara - Pues si, me casé y sigo estándolo, con aquel conocido tuyo del colegio, ¿recuerdas? Ese que no te era muy simpático , tengo una hija y un hijo.
Javier - Ah, te casastes con ese...(niñato...)
Sara percibió cierto resentimiento en las palabras que acababa de pronunciar Javier, aunque no le dio la mas minima importancia, y suelta una carcajada diciendo...
-Sí, ese que te sacaba un palmo en la altura.
Javier, pasando por alto el comentario y riendo siguen con la conversación
-Yo también me casé aunque en la actualidad ya no lo estoy, me separé hace cuatro años, tengo dos hijas, hace un año que he vuelto.
Sara - Vaya, siento lo de tu separación... uf un año en el mismo pueblo y no habíamos coincidido hasta ahora...
Javier- Ya ves, eso que dicen, el mundo es un pañuelo no ha funcionado con nosotros.
Esta llegando la parada donde se bajaran, Javier le confiesa que nunca antes se le ha hecho tan corto ese mismo trayecto, que siente no tener tiempo para un café, pero que se podrían dar los números de móvil y tomar ese café algún otro día, se intercambian los números saliendo del metro, vuelven a bromear y reír con lo de la edad a Javier le cuesta grabar el número en el móvil y Sara le ofrece unas gafas, Javier le vuelve a preguntar, dónde va exactamente. Sara le dice que va a un restaurante, que la esperan unas amigas, Javier le dice que la acompaña hasta la puerta, si no le molesta,.
Sara acepta, total, están ya a pocos pasos del restaurante, desde donde están puede ver a sus amigas que la esperan en la puerta y cuando llegan, Sara hace las oportunas presentaciones, Javier parece que se resiste a irse , es Sara la que le recuerda que tiene que entrar a trabajar y se despiden...